En el
año de 1968 en el mes de Julio, durante el gobierno del presidente Gustavo Díaz
Ordaz, se iniciaron una serie manifestaciones y marchas estudiantiles en la
Ciudad de México que criticaban el autoritarismo del gobierno.
Mientras
en otras partes del mundo se iniciaban protestas que los estudiantes apoyaban;
en estas manifestaciones pedían se respetara la autonomía universitaria y
exigían la libertad de los presos políticos.
El movimiento
fue encabezado por estudiantes de la UNAM, se le unieron los del Instituto
Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma de Chapingo y todos los centros
educativos de la Ciudad de México; después asociaciones de maestros y
sindicatos hasta convertirse en un gran movimiento social. Con representantes
de todos ellos se formó el Consejo Nacional de Huelga que a mediados de
septiembre empezó a sufrir una severa represión con la entrada del ejército a
Ciudad Universitaria. Se rumoraba que había una docena de muertos y alrededor
de 100 detenidos o desaparecidos en ese momento.
A
10 días de los décimo noveno juegos olímpicos, el miércoles 2 de octubre de ese año se convocó a una
manifestación en la Plaza de las 3 culturas a las 5.30 de la tarde, la gente se
congregaba para escuchar el discurso de
un estudiante integrante del Consejo Nacional de Huelga, pero en la
Plaza se encontraban estratégicamente colocados hombres vestidos de negro con
una tela blanca amarrada o guante blanco en la mano izquierda “El batallón
Olimpia” integrado por 600 elementos militares.
Otro
grupo de civiles se encontraban infiltrados entre las personas, todos ellos con
armas; el grupo de choque del gobierno “Los Halcones”; cobijados y dirigidos
por el mismo para desestabilizar la situación.
Los
batallones de los soldados se encontraban a los alrededores; por la calle de
Manuel González e Insurgentes dirigido por guardias presidenciales, el segundo
en la raza, el tercero en la estación de Buenavista.
Francotiradores
en las calles de madero con órdenes de disparar a los estudiantes.
El
General Crisóforo Pineda estaba a cargo de esta misión llamada “Galeana”
Momentos
antes de iniciar el tiroteo, departamentos fueron tomados a la fuerza por los
soldados desde donde disparaban a la plaza, ya que tenían la orden de detener a
los líderes del movimiento.
En la plaza se
encontraban aproximadamente 8 mil personas la mayoría estudiantes, entre otros;
amas de casa con niños en brazos, obreros, comerciantes, etc.
En el cielo aparece un helicóptero que lanzo
dos bengalas que fueron las señales para empezar el tiroteo, disparaban al
azar.
Los tiros salían de
muchos lados.
Se encontraba un
reportero tomando fotos de la masacre, al cual obligaron los soldados a
entregarles el rollo de su cámara.
La plaza quedo
impregnada de sangre, comenzó a llover, los bomberos intentaban limpiar la
plaza, al otro día el ejército intentó tapar la sangre impregnada en el asfalto
con aserrín.
Alrededor de las 7
de la noche, paro el tiroteo, los soldados irrumpieron a los departamentos
sacando a los jóvenes, a los detenidos los desnudaron.
Los soldados
recogían por la noche los miles de cuerpos arrojándolos a un camión.
Los soldados no
permitieron tomar fotos de los miles de cuerpos que cubrían la plaza a los
reporteros.
El número de muertos
es desconocido hasta la fecha, ya que el gobierno oculto las verdaderas cifras,
así como los cuerpos de los caídos, los cuales se presume que los desapareció
quemándolos para no dejar rastros, ya que el ejército tenía órdenes de no dejar
huella alguna de la masacre de Tlatelolco. Con más de 2000 detenidos, la
mayoría de ellos trasladados al campo militar número 1, y otros trasladados a la
cárcel de Lecumberri, más los desaparecidos; fueron golpeados, torturados,
vejados. El ejército cerco la plaza para sacrificar a los estudiantes y prohibió
la entrada a las ambulancias para recoger a los heridos, obstaculizo las
búsquedas de los familiares en los hospitales, ya que también dio la orden de
que no se admitiera en ellos a los heridos o se informará sobre su paradero.
Los hospitales se encontraban saturados por los heridos de la masacre de Tlatelolco.
El ejército
permaneció en la plaza de las 3 culturas hasta el 8 de Octubre.
Los Juegos Olímpicos
se celebraron 10 días después en la Ciudad de México en el “Estadio de Ciudad
Universitaria” donde en la inauguración irónicamente soltaron palomas blancas
simbolizando la paz.
En su 5º. Informe de
gobierno en 1969, 11 meses después, el presidente Gustavo Díaz Ordaz dijo
“Asumo íntegramente la responsabilidad personal, ética, social, jurídica,
política e histórica por las decisiones del gobierno en relación con los
sucesos del año pasado”. Él consideraba que había cumplido con su deber al
“salvar a México del comunismo”, cuya implantación jamás fue uno de los
objetivos del movimiento estudiantil.
Sin duda alguna 47
años después de la “Masacre del 2 de Octubre de 1968” la estrategia del
gobierno de hoy en día es muy parecida.
Siendo está fuera de
tiempo y de todo contexto; la represión solo genera violencia y retroceso.
La Historia nos
conscientiza de lo que puede llegar a suceder si se siguen ciertas posturas
ante las nuevas ideologías que representan la evolución humana.
Ante esta reflexión me viene a la memoria una frase del “Ché Guevara”
que trasmite el sentir de estas generaciones revolucionarias y
transformadoras de dogmas.
“El
aspecto fundamental en el cual la juventud debe señalar el camino es
precisamente en el aspecto de ser vanguardia en cada uno de los trabajos que le
compete.”
Ché
Guevara.
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