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jueves, 1 de octubre de 2015

2 de Octubre...¿Se volverá a repetir?



En el año de 1968 en el mes de Julio, durante el gobierno del presidente Gustavo Díaz Ordaz, se iniciaron una serie manifestaciones y marchas estudiantiles en la Ciudad de México que criticaban el autoritarismo del gobierno.
Mientras en otras partes del mundo se iniciaban protestas que los estudiantes apoyaban; en estas manifestaciones pedían se respetara la autonomía universitaria y exigían la libertad de los presos políticos.
El movimiento fue encabezado por estudiantes de la UNAM, se le unieron los del Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma de Chapingo y todos los centros educativos de la Ciudad de México; después asociaciones de maestros y sindicatos hasta convertirse en un gran movimiento social. Con representantes de todos ellos se formó el Consejo Nacional de Huelga que a mediados de septiembre empezó a sufrir una severa represión con la entrada del ejército a Ciudad Universitaria. Se rumoraba que había una docena de muertos y alrededor de 100 detenidos o desaparecidos en ese momento.
A 10 días de los décimo noveno juegos olímpicos, el miércoles  2 de octubre de ese año se convocó a una manifestación en la Plaza de las 3 culturas a las 5.30 de la tarde, la gente se congregaba para escuchar el discurso de  un estudiante integrante del Consejo Nacional de Huelga, pero en la Plaza se encontraban estratégicamente colocados hombres vestidos de negro con una tela blanca amarrada o guante blanco en la mano izquierda “El batallón Olimpia” integrado por 600 elementos militares.
Otro grupo de civiles se encontraban infiltrados entre las personas, todos ellos con armas; el grupo de choque del gobierno “Los Halcones”; cobijados y dirigidos por el mismo para desestabilizar la situación.
Los batallones de los soldados se encontraban a los alrededores; por la calle de Manuel González e Insurgentes dirigido por guardias presidenciales, el segundo en la raza, el tercero en la estación de Buenavista.
Francotiradores en las calles de madero con órdenes de disparar a los estudiantes.
El General Crisóforo Pineda estaba a cargo de esta misión llamada “Galeana”
Momentos antes de iniciar el tiroteo, departamentos fueron tomados a la fuerza por los soldados desde donde disparaban a la plaza, ya que tenían la orden de detener a los líderes del movimiento.
En la plaza se encontraban aproximadamente 8 mil personas la mayoría estudiantes, entre otros; amas de casa con niños en brazos, obreros, comerciantes, etc.
 En el cielo aparece un helicóptero que lanzo dos bengalas que fueron las señales para empezar el tiroteo, disparaban al azar.
Los tiros salían de muchos lados.
Se encontraba un reportero tomando fotos de la masacre, al cual obligaron los soldados a entregarles el rollo de su cámara.
La plaza quedo impregnada de sangre, comenzó a llover, los bomberos intentaban limpiar la plaza, al otro día el ejército intentó tapar la sangre impregnada en el asfalto con aserrín.
Alrededor de las 7 de la noche, paro el tiroteo, los soldados irrumpieron a los departamentos sacando a los jóvenes, a los detenidos los desnudaron.
Los soldados recogían por la noche los miles de cuerpos arrojándolos a un camión.
Los soldados no permitieron tomar fotos de los miles de cuerpos que cubrían la plaza a los reporteros.
El número de muertos es desconocido hasta la fecha, ya que el gobierno oculto las verdaderas cifras, así como los cuerpos de los caídos, los cuales se presume que los desapareció quemándolos para no dejar rastros, ya que el ejército tenía órdenes de no dejar huella alguna de la masacre de Tlatelolco. Con más de 2000 detenidos, la mayoría de ellos trasladados al campo militar número 1, y otros trasladados a la cárcel de Lecumberri, más los desaparecidos; fueron golpeados, torturados, vejados. El ejército cerco la plaza para sacrificar a los estudiantes y prohibió la entrada a las ambulancias para recoger a los heridos, obstaculizo las búsquedas de los familiares en los hospitales, ya que también dio la orden de que no se admitiera en ellos a los heridos o se informará sobre su paradero. Los hospitales se encontraban saturados por los heridos de la masacre de Tlatelolco.


El ejército permaneció en la plaza de las 3 culturas hasta el 8 de Octubre.
Los Juegos Olímpicos se celebraron 10 días después en la Ciudad de México en el “Estadio de Ciudad Universitaria” donde en la inauguración irónicamente soltaron palomas blancas simbolizando la paz.
En su 5º. Informe de gobierno en 1969, 11 meses después, el presidente Gustavo Díaz Ordaz dijo “Asumo íntegramente la responsabilidad personal, ética, social, jurídica, política e histórica por las decisiones del gobierno en relación con los sucesos del año pasado”. Él consideraba que había cumplido con su deber al “salvar a México del comunismo”, cuya implantación jamás fue uno de los objetivos del movimiento estudiantil.
Sin duda alguna 47 años después de la “Masacre del 2 de Octubre de 1968” la estrategia del gobierno de hoy en día es muy parecida.
Siendo está fuera de tiempo y de todo contexto; la represión solo genera violencia y retroceso.
La Historia nos conscientiza de lo que puede llegar a suceder si se siguen ciertas posturas ante las nuevas ideologías que representan la evolución humana.
Ante esta reflexión me viene a la memoria una frase del “Ché Guevara” que trasmite el sentir de estas generaciones revolucionarias y transformadoras de dogmas.

“El aspecto fundamental en el cual la juventud debe señalar el camino es precisamente en el aspecto de ser vanguardia en cada uno de los trabajos que le compete.”
Ché Guevara.



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